Cinco milenios de historia con los burros
Descubren en una tumba de Egipto 10 esqueletos de estos animales
El hallazgo demuestra que ya se usaban como medio de transporte hace 5.000 años
FOTO 2: Fósiles encontrados en una tumba en el yacimiento de Abydos. (Foto: PNAS)
Actualizado martes 11/03/2008 12:41
ROSA M. TRISTÁN
MADRID.- Injustamente denostado por su cabezonería e ignorancia, el burro ('Equus asinus') lleva 5.000 años ayudando al ser humano en la dura tarea de acarrear pesadas cargas. Así lo acaba de desvelar un equipo internacional de investigadores, que ha encontrado 10 esqueletos que demuestran que su proceso de domesticación fue más lento y menos lineal de lo que se piensa.
Los arqueólogos, dirigidos por Fiona Marshall, antropóloga de la Universidad de Washington (Estados Unidos), han podido retroceder a sus primeros días gracias al hallazgo de los 10 esqueletos de burro en una tumba del complejo mortuorio faraónico de Abydos, al sur de El Cairo.
Se desconoce el nombre del Rey que quiso tenerles a su lado en la otra vida, aunque se sabe que vivió 3.000 años a. de C., en la primera dinastía, la época de los faraones Narmer y Aha.
Los sepulcros para enterarles fueron construidos con ladrillos de fango y cubiertos con madera, por los que estaban prácticamente completos. Tan sólo a uno de ellos le faltaba el cráneo, posiblemente por la acción de antiguos saqueadores de tumbas.
FOTO 1Vértebras lesionadas de los burros de Abydos. (Foto: PNAS)
Debido a su excepcional conservación, los arqueólogos incluso encontraron pelos y tejido para analizar el ADN y han podido realizar un análisis comparativo de sus huesos con los de los asnos salvajes africanos (somalís y nubios), con fósiles hallados anteriormente y con 53 ejemplares de burros modernos de diferentes continentes.
«La investigación nos dice que su origen es africano y que la domesticación fue previa a cambios en su esqueleto e incluso en sus genes», explica Marshall a raíz de la publicación del trabajo en la revista 'Proceedings of National Academy of Science (PNAS)' en su edición de esta semana.
Vértebras lesionadas
Lo cierto es que aquellos primitivos burros egipcios, que al parecer provenían de los asnos nubios, tenían lesiones en las vértebras causadas por el peso, así como otras patologías propias del confinamiento. Sin embargo, aún se parecían mucho a sus antepasados, algo mayores.
Se descubrió, también, que existían entre ellos numerosas diferencias individuales, lo que fundamenta la hipótesis de que su domesticación fue lenta, aunque ya se observa un cambio fenotípico considerable durante esa temprana dinastía.
Algunos investigadores mantienen que los pastores africanos comenzaron a utilizarles hace unos 6.000 años, cuando aumentó la aridez en el desierto del Sáhara. "Su capacidad de llevar cargas pesadas en tierras sin vegetación les permitía moverse más lejos y con más frecuencia", señalan los arqueólogos.
El hecho de que fueran enterrados cerca del faraón da idea del gran valor social que se les otorgaba por esta función que, de hecho, siguen ejerciendo en buena parte del norte de África y, en general, en las zonas más pobres del globo a las que no llegan los todoterreno.
No es de extrañar su prestigio durante la primera dinastía, cuando era habitual que al morir el faraón se enterrara, en otras tumbas cercanas, restos de animales u objetos que pudieran serles útiles en la otra vida.
Después, como recuerda el arqueólogo del CSIC Andrés Diego Espinel, cayeron en desgracia y se les relacionó con el dios egipcio del mal Seth. "Más adelante en el tiempo ya es raro encontrarlos en una necrópolis porque tenían un valor negativo".
Descubren en una tumba de Egipto 10 esqueletos de estos animales
El hallazgo demuestra que ya se usaban como medio de transporte hace 5.000 años
FOTO 2: Fósiles encontrados en una tumba en el yacimiento de Abydos. (Foto: PNAS)
Actualizado martes 11/03/2008 12:41
ROSA M. TRISTÁN
MADRID.- Injustamente denostado por su cabezonería e ignorancia, el burro ('Equus asinus') lleva 5.000 años ayudando al ser humano en la dura tarea de acarrear pesadas cargas. Así lo acaba de desvelar un equipo internacional de investigadores, que ha encontrado 10 esqueletos que demuestran que su proceso de domesticación fue más lento y menos lineal de lo que se piensa.
Los arqueólogos, dirigidos por Fiona Marshall, antropóloga de la Universidad de Washington (Estados Unidos), han podido retroceder a sus primeros días gracias al hallazgo de los 10 esqueletos de burro en una tumba del complejo mortuorio faraónico de Abydos, al sur de El Cairo.
Se desconoce el nombre del Rey que quiso tenerles a su lado en la otra vida, aunque se sabe que vivió 3.000 años a. de C., en la primera dinastía, la época de los faraones Narmer y Aha.
Los sepulcros para enterarles fueron construidos con ladrillos de fango y cubiertos con madera, por los que estaban prácticamente completos. Tan sólo a uno de ellos le faltaba el cráneo, posiblemente por la acción de antiguos saqueadores de tumbas.
FOTO 1Vértebras lesionadas de los burros de Abydos. (Foto: PNAS)
Debido a su excepcional conservación, los arqueólogos incluso encontraron pelos y tejido para analizar el ADN y han podido realizar un análisis comparativo de sus huesos con los de los asnos salvajes africanos (somalís y nubios), con fósiles hallados anteriormente y con 53 ejemplares de burros modernos de diferentes continentes.
«La investigación nos dice que su origen es africano y que la domesticación fue previa a cambios en su esqueleto e incluso en sus genes», explica Marshall a raíz de la publicación del trabajo en la revista 'Proceedings of National Academy of Science (PNAS)' en su edición de esta semana.
Vértebras lesionadas
Lo cierto es que aquellos primitivos burros egipcios, que al parecer provenían de los asnos nubios, tenían lesiones en las vértebras causadas por el peso, así como otras patologías propias del confinamiento. Sin embargo, aún se parecían mucho a sus antepasados, algo mayores.
Se descubrió, también, que existían entre ellos numerosas diferencias individuales, lo que fundamenta la hipótesis de que su domesticación fue lenta, aunque ya se observa un cambio fenotípico considerable durante esa temprana dinastía.
Algunos investigadores mantienen que los pastores africanos comenzaron a utilizarles hace unos 6.000 años, cuando aumentó la aridez en el desierto del Sáhara. "Su capacidad de llevar cargas pesadas en tierras sin vegetación les permitía moverse más lejos y con más frecuencia", señalan los arqueólogos.
El hecho de que fueran enterrados cerca del faraón da idea del gran valor social que se les otorgaba por esta función que, de hecho, siguen ejerciendo en buena parte del norte de África y, en general, en las zonas más pobres del globo a las que no llegan los todoterreno.
No es de extrañar su prestigio durante la primera dinastía, cuando era habitual que al morir el faraón se enterrara, en otras tumbas cercanas, restos de animales u objetos que pudieran serles útiles en la otra vida.
Después, como recuerda el arqueólogo del CSIC Andrés Diego Espinel, cayeron en desgracia y se les relacionó con el dios egipcio del mal Seth. "Más adelante en el tiempo ya es raro encontrarlos en una necrópolis porque tenían un valor negativo".